Mi sexo libro. Mi sexta aventura. La historia de Adam

Hola.

Hacía muchísimo tiempo que no me pasaba por aquí, lo sé. Como única excusa diré que casi todo el tiempo libre que he tenido en los últimos meses lo he dedicado a escribir. Y por eso hoy estamos aquí.

He escrito dos libros. Uno que no tiene nada que ver con el universo de Sara Summers y del que os hablaré más adelante, y otro que sí tiene que ver con el universo Summers: la historia de Adam.

Ay, Adam, mi Adam. Adam que nunca llegó a salir de mi cabeza, pero que yo pensé que sí, y que ha estado esperando el momento para explotar y contármelo todo.

Voy a hacer una confesión, ya veis que yo soy mucho de confesiones, y es que la historia de Adam es lo que quería escribir inmediatamente después de ponerle fin a la historia de Sara, pero… contar la historia de Sara me había llevado la friolera de cuatro libros y pensé que ya estaba bien, que otro libro más de la saga resultaría cansino. Así que lo dejé. Y me olvidé.

Michael y Penny se metieron por medio, me introduje en su mundo de lleno, los disfruté y me olvidé todavía más de Adam. Es más, puedo aseguraros que cuando terminé de escribir En cada canción, en noviembre-diciembre de 2017, si me hubierais preguntado si iba a ver historia de Adam, os habría dicho que no, estando muy segura de la respuesta. Qué cosas, ¿verdad?

El 1 de enero de 2018, comencé a escribir una nueva historia, la de A y P; sí, esa de la que os acabo de hablar cuatro párrafos atrás, y, cuando la tenía bastante avanzada, comencé a ver a Adam por todas partes. Sin pretenderlo. Sin detenerme a pensarlo. Vino solo. Y comencé a preguntarme: ¿es posible, Adam? ¿Es posible que, al final, haya llegado tu momento? ¿Que vayas a tener un momento? ¿Vas a contarnos tu historia? Su respuesta fue bastante clara: SÍ (bueno, en realidad, esta es la versión edulcorada que yo os doy, su verdadera respuesta incluía unas cuantas perlas de esas que le gusta soltar cada segundo). Y, por si fuera poco, me sonrió de esa manera que solo él sabe hacerlo y… el resto ya lo sabéis: Bienvenido de nuevo a mi mundo, Adam.

Adam y su música. Y mirad qué cara de bueno tiene… ¡Ja! Aquí no engañas a nadie, Wallace. 

Le pedí que fuera paciente, que me dejara terminar con A y P y que ya hablaríamos. Cumplió. Se mantuvo en la retaguardia y esperó paciente.

Ay, pero cuando puse fin a esa historia. Cuando puse fin a esa historia y abrí mi mente, Adam se adueñó de ella. En cuestión de días, semanas, me lo había contado casi todo. Y aunque mi intención era descansar un poco, un mes, dos como mucho, no me dejó. Y acabo de escribir el último capítulo de su historia. Uff, escribo esta entrada con el corazón a mil por hora y con las emociones a flor de piel. Y con tantos sentimientos encontrados…, pero, bueno, no quiero ponerme tonta, así que ya hablaremos más tarde de todo eso. Aún me queda el epílogo. Aún me queda tiempo con ellos.

Y tanto rollo que os he metido y no os he dicho nada. Sorry. Allá voy.

Lo primero, el título, que ya lo habréis visto en las redes, y en la cabecera de esta entrada, pero que lo repito ahora. Un título que fue amor a primer pensamiento. Un título que es… tan Adam: 

NO ES AMOR, ES DICIEMBRE

¿Os gusta? A mí me vuelve loca.

¿Y qué más os puedo decir?

Ah, la fecha de publicación: será este otoño 2018. No me puedo comprometer todavía con una fecha, después del verano, lo haré, pero ahora ya sabéis que como muy tarde será el 20 de diciembre, jeje, y os adelanto que pretendo que sea bastante antes.

Y no os he hablado de ella. De Ariadna. Sí, Ariadna, así se llama.

Al principio tuve dudas. Cuando decidí escribir la historia de Adam, lo primero que pensé fue, ¿qué le doy a Adam? ¿Una chica tranquila, dulce, o una que le meta caña? Hay tantísimas personalidades… La respuesta me llegó rápida, pero ahora no os la puedo contar, mejor sorpresa, ¿no? Solo os puedo decir que tras hacerme esa pregunta y consultarlo con dos de mis lectoras beta y amigas, las tres lo tuvimos claro. Y ahí nació Ariadna. Ariadna Cabana, para ser más exactos. Química de profesión (Sí, Oliver Aston, química de profesión, buajajajaja) y española.

Y por último, deciros que todos mis libros me despiertan emociones al escribirlos, todos me hacen sentir muchísimas cosas, pero este libro, la historia de Adam, además de las emociones, me lo he pasado como nunca.

Ha sido una auténtica delicia sentarme cada día a escribir. Estaba deseando que todos se metieran en la cama, que la casa se sumiera en el silencio más absoluto, para ponerme con ellos. Creo que nunca había disfrutado tanto de una historia. Es posible que sea porque cuando acabé de escribir Simplemente Sara (no sé si recordáis que comenté por aquí que para mí supuso una liberación), creí que necesitaba expulsaros de mi mente para seguir con mi vida. No fui consciente del vacío que me habían dejado, y al volver a su mundo… pues eso. Que ha sido una pasada.

Ahora no quiero decirles adiós, ahora sé que la semana que viene, cuando cierre el epílogo, voy a llorar, que voy a pasarlo mal, pero como me gusta siempre decir: esa ya es otra historia.

Espero que hayáis disfrutado de esta entrada y que os haya gustado todo lo que he contado de Adam y Ariadna. Si tenéis cualquier pregunta, si queréis saber alguna cosa más, no dudéis en decirme, os contestaré siempre que esté dentro de los límites de lo que puedo contar de momento.

En septiembre, anunciaré fecha exacta de publicación, portada… y todas esas cositas que me hacen tanta ilusión. Incluida una sorpresa que estoy preparando.

Un besazo a todos.

Susanna.