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viernes, 1 de febrero de 2019

Mi próxima publicación

¡Hola!


¿Qué tal ha ido el primer mes del año? ¡A mí ya me ha pasado de todo! Desde virus estomacal serio (en año nuevo comí arroz blanco; madre mía, qué lejos suena ya año nuevo) hasta replanteamiento de la vida en general, jeje.

Me encanta esta entrada del blog porque no encuentro mejor manera de empezar el mes de febrero (mi favorito) que hablándoos de ellos. De mis próximos protagonistas. Esos que van a ocupar la mayor parte de mis pensamientos en los próximos meses porque ya estoy en modo "publicación" a tope, releyendo su historia y recordando lo que fueron los meses que conviví con ellos. Reencontrándonos. Todavía queda mucho trabajo por delante (correcciones, portada, maquetación...), pero a su historia hace tiempo que le puse la palabra fin.


Esta novela la terminé de escribir hace casi un año, en abril del 2018. Mi idea inicial era publicarla el verano pasado, pero supongo que las cosas no siempre salen como las planeamos. Siempre hay factores externos que nos descolocan y hacen que nos replanteemos todo de nuevo. Por otra parte, Adam y Ariadna se metieron por medio en mi cabeza y en todo mi sistema y esta historia quedó guardada en el cajón, reposando. Esperando su momento. Y ese momento ha llegado.

No os imagináis lo contenta que estoy ahora mismo por presentaros a esta pareja. Este libro ha supuesto muchas cosas en mi vida. Creo que ha sido la historia que más rápido he escrito y, a la vez, la que más me ha costado escribir. Y quedará siempre en mi memoria como la historia de aquel punto de inflexión (primer punto de inflexión, porque estoy segura de que habrá más) en mi carrera como escritora.

No sé si os sucedido alguna vez, en el trabajo o en lo personal, que lleváis tiempo haciendo las cosas de una manera y de repente comenzáis a replantearos todo. ¿Lo estaré haciendo bien? ¿Este es el camino correcto? ¿En qué puedo mejorar? ¿Por qué no me convence ni a mí misma lo que estoy haciendo? Bueno, pues a mí todas estas cuestiones me surgieron en medio del proceso de creación de esta historia. Creo que era un paso necesario, replantearme de dónde vengo y a dónde voy. Y, echando la vista atrás (aunque en aquel momento fue difícil), creo que lo hice bien, que crecí en varios sentidos, y todo gracias a ellos.

¿Queréis conocerlos? Pues no lo dilato más. El otro día en redes sociales os mostré sus caras. Ahora, también, quiero que conozcáis sus nombres y un poquito de su personalidad:

Ellos son: ALEX Y PRISCILA.


Priscila: mi chica mediterránea. Veintitantos. Periodista humorística (tiene una tira cómica en un periódico). Ve la vida desde otro prisma diferente al resto del mundo; lo bueno siempre le parece superbueno y lo malo nunca es tan malo hasta que... Bueno, dejemos eso de momento. Desde el momento en que sus vecinos se mudaron a la casa de al lado cuando no era más que una niña... su vida cambio.


Alex: mi chico mediterráneo. El vecino. Es dos años y medio mayor que ella. Nadador olímpico. Un prodigio. Errático, cerrado, independiente, siempre va a lo suyo y es inaccesible para... casi todos.


¿Qué os parecen? ¿Os ha gustado esta primera impresión? Ojalá que sí. Pues ellos son A y P. Alex y Priscila. O, más concretamente, Alexander St. Claire y Priscila Cabana.

Sí, Cabana, habéis leído bien. Y no, no es casualidad. Priscila Cabana es pariente de Ariadna Cabana, la protagonista de mi última novela publicada No es amor, es diciembre. Ahora la pregunta es ¿qué fue antes? ¿El huevo o la gallina?

En mi caso, lo primero fue Priscila Cabana. A finales del año 2017 comencé a escribir esta historia que llevaba rondando en mi cabeza desde el verano. Ay, esos veranos míos me tienen tan enamorada... Quería que fuera una novela que evocara mis veranos en el mediterráneo: la playa, la arena, el agua templada, la piscina, el sol, andar en chancletas todo el día, la noche de las hogueras, las canciones del verano que suenan en la radio, vestir en tirantes, nadar... Y todo eso, y algo más, son ellos.

Porque Alex y Priscila son agua. Son mediterráneo. Son verano.


La madre de Alexander es del pueblo mediterráneo y el padre es británico; viven durante unos años en Inglaterra, pero se mudan, por trabajo, al pueblo de la madre. Los Cabana llevan viviendo en esa localidad alicantina desde varias generaciones atrás y son un clan grande. Dejémoslo ahí. Un clan grande. ¿Os imagináis por dónde van los tiros? Sí, exacto: VUELVEN LOS CABANA.

Y ¿cómo entra Ariadna en toda esta historia? Ojo, temazo aquí. Jeje (mis locuras y yo). Yo ya había terminado de escribir este libro (solo me quedaba el epílogo) y, jamás de los jamases había pensado en unirlo de alguna manera con el mundo de Sara Summers, pero, de repente, va Adam y se me presenta en el pueblo alicantino. Tal cual. Es que lo vi. Casi me da algo. Le dije: "Pero ¿qué haces tú aquí?". Y me respondió: "Ya ves, estoy con una chica". Entonces, mis engranajes empezaron a funcionar y como guiño a mi propia novela, se me ocurrió que la chica de Adam podría ser una Cabana. Una prima de Priscila. Y de esa manera, os anunciaría vía epílogo de esta historia que Adam estaba de vuelta. ¿Sabéis cuando tenéis una idea y el cuerpo os grita "sí, sí, sí"? Pues eso me sucedió a mí con la idea de que Ariadna fuera Cabana. Y hasta hoy.

La idea era que primero conocierais a Priscila y su mundo y después a Ariadna, pero No es amor, es diciembre se coló en la publicación. Podía haber cambiado sin más el apellido de Priscila o de Ariadna, al ver que mis planes se desbarataban, pero no quise hacerlo. Me gusta la idea de verme rodeada por tantos Cabana y de que, gracias a ellos, estos dos mundos queden entrelazados.
Una cosa sí quiero decir y es que ni Adam ni Ariadna son secundarios en este libro, ni muchísimo menos. Así que no los esperéis, por favor. Esta es la historia de Alex y Priscila.

Es la primera novela que escribo ambientada en España, más concretamente, en un pueblo alicantino. Los que me conocéis seguro que sabéis de qué pueblo de trata, jeje, pero yo ni afirmo ni desmiento.

Y hasta aquí hemos llegado. De momento, no puedo adelantar muchas más cosas, pero prometo ir haciéndolo. Solo quería que los conocierais. A Alex y Priscila. Mis chicos mediterráneos.

Ah, pregunta extra. ¿Cuándo la voy a autopublicar? En primavera de este año. La primavera de 2019. Aunque más cerca del verano que del invierno; ya os he dicho que ALEX Y PRISCILA SON VERANO.

Os dejo con una imagen. Con una imagen que es... ELLOS.



Espero que os haya llamado la atención. Estoy muy ilusionada.
Un abrazo,

Susanna.

2 comentarios:

  1. Ya me termine la historia de Adam y Ariadna y ya estoy deseando que llegue el día de poder enamorarme de Alex y Priscila¡¡ ����

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  2. Sara me llegó de forma inesperada y me encantó, tuve suerte y los puede leer todos del tirón, no esperé nada a comprar la historia de Adam.
    Me encanta tu forma de escribir, estoy deseando que llegue tu próxima historia.
    Ya avisarás

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