No he podido resistirme a esto:
DYLAN CARBONELL:
Deberían
darme una medalla de oro bien brillante y reluciente. O veintitrés, que son los
minutos que llevo aquí quietecito en la cama contemplando al nene. Me hormiguea
hasta el codo de permanecer tanto tiempo en la misma postura. Aunque no me
hormiguea más que el corazón, que va a cinco mil kilómetros por hora (y eso que
me he tomado cuatro tilas para hacer esto bien). O que el estómago, que me hace
cosas extrañas. Porque estoy pletórico, pero también tengo ganas de vomitar, porque
creo que son ganas de vomitar, como en mi época de rockero loco por el desfase,
el alcohol y los porros. Ahora estoy loco por él. O a ver si van a ser las
putas tilas. Que ya podrían ponerles otro sabor, ya que estamos. No sé, a
naranja o a melocotón. No, a melocotón, no. Qué puto asco. No me gusta el
melocotón en modo bebible. Una vez hice helados de melocotón y… Mierda, joder
cómo me disperso. Ni con las tilas me controlo.
Reconozco
que estoy nervioso. Lo que voy a hacer hoy es algo grande. Pero no estoy
nervioso por eso. Estoy nervioso por lo que implica. O por lo que va a implicar
en mi vida. Y en la de él. En la de mi nene. Mi Hugo Cabana. Estoy sonriendo
como un gilipollas. Lo sé. Llevo meses así.
De
pronto me doy cuenta de algo. ¿Y si me dice que no? ¿Y SI ME DICE QUE NO? No
había considerado esa opción hasta ahora. Ay, joder, que vomito ya. Y si vomito
encima de su cara no creo que le haga ni puta gracia ni que me ayude en la
causa. Tiene muy mala hostia. Sobre todo, por las mañanas, al mediodía y a la
tarde noche. Cuando duerme, reconozco que está muy tranquilito.
Miro
a los perros, subidos en la cama a nuestros pies, y les pido ayuda. ¿Qué hago?,
les susurro. Y, joder, me parece ver a Frank elevar los ojos al cielo. Estoy
perdiendo la cabeza. Vale, voy a hacerlo ya.
Con
el corazón a tope, acerco mi rostro al suyo y le doy un beso muy suave en la mejilla.
Me contengo las ganas de darle un mordisco. Él ni se inmuta, cómo no. Es muy temprano,
aún no ha amanecido, pero de eso se trata, de salir a la calle antes de que
salga el sol. Lo tengo todo planeado al dedillo.
Bien,
como está dormido como un tronco, decido sacar la artillería pesada. Abro la
boca, saco la lengua y la deslizo por su mejilla con suavidad pero con
intención. Vamos, que le chupo toda la cara. Solo por ver el mohín que hace con
la nariz debería hacer esto todas las mañanas. Continúo chupando y llego hasta
su oreja. Mmm… me encanta. Es casi orgásmico.
—Shhh,
Freddy, estate quieto —masculla el nene. Me llevo la mano a la boca para
aguantarme la risa. También miro a Freddy, es el más chupón. Lo siento, amigo,
te toca cargar con las culpas. Sigo chupando. Le como la oreja, literalmente—.
¡Al suelo, Freddy!
Joder,
que bonito es este hombre. Si ahora mismo yo fuera un unicornio, vomitaría
corazones de todos los colores: rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta.
En ese orden.
Continúo
chupando y Hugo sigue removiéndose y diciéndole al perro que pare ya, comienzo
a reírme porque esto ya no hay quien lo aguante y es entonces cuando el nene
abre un ojo (con mala leche, todo hay que decirlo) y me ve. Abre también la
boca, pero no dejo que me diga nada, me lanzo y le meto la lengua, así lo
templo un poco. No puede resistirse a mis besos. Ni yo a él, joder. Lo empujo
para dejarlo de espaldas en la cama y me subo encima de él. Estamos desnudos,
así que el latigazo de placer llega al segundo. Llega muy potente. Y los gemidos.
Yo me trago los suyos y él, los míos. Y estoy a punto de comenzar a frotarme
contra él, pero…
—Mierda
—exclamo, saliendo de su boca.
—¿Qué?
—No
tenemos tiempo. Y el tiempo vale mucho oro. Hoy más que nunca.
—¿Qué?
¿Para qué?
—Para
esto —le aclaro, señalándonos.
—¿Para
hacer el amor?
—Si
es que me lías, joder.
—¿Yo?
—me pregunta alucinado, confundido y precioso. Dios, ¡me lo como!
Haciendo
el esfuerzo de mi vida, DE MI VIDA, y yo tengo mucha vida, me levanto de la cama
y comienzo a vestirme con la ropa que tenemos tirada por el suelo. No sé ni lo
que cojo. Ropa interior no me pongo. Bah. No la necesito. Lo que sí necesito es
algo que he escondido en uno de los cajones de la cómoda del salón.
—Vamos,
levántate, hay que pasear a los perros.
—Aún
no ha amanecido.
—¡Pero
está a punto! —grito desde el salón.
—Dios,
te has levantado a media noche a la nevera y has comido algo fuerte, ¿no? ¿Qué ha
sido esta vez? ¿Galletas con trozos de chocolate? Joder, esas galletas te ponen
a mil por hora. No tenía que habértelas comprado.
—Tú
sí que me pones a mil por hora —regreso al dormitorio—. ¿Todavía estás así? Los
perros ya están en la puerta. Yo necesito movimiento, babe. He dormido como mil
horas.
—Los
has activado. Me vais a volver loco entre los cuatro.
—¿¿PERO
TODAVÍA ESTÁS ASÍ??
♫♫♫
Llegamos
a la playa en diez minutos. Los perros tienen prisa y yo tengo prisa. No creo
que hagan falta más explicaciones. Y esta playa significa muchas cosas para mí,
pero sé que a partir de hoy lo va a significar todo. Jamás pensé que llegaría un
momento como este en mi vida, pero aquí estoy, cogido de la mano del nene,
paseando por la orilla, los pantalones vaqueros a la altura de las rodillas y las
deportivas, junto al muro del paseo marítimo, y a punto de hacer historia en
nuestras vidas. Los perros corren disparados por la playa en todas las direcciones.
No paran quietos ni un segundo; tienen una energía desbordante. Los quiero con
toda mi alma. ¿Y a Hugo Cabana? No me cabe el amor que siento por él en el
cuerpo. Ni aunque mi cuerpo contuviera mil vidas.
Joder,
estoy temblando. Le suelto la mano porque al final se me va a notar y comienzo
a hablarle de mil cosas a la vez y a gesticular con las manos. Él se ríe y a mí
me da la vida. Creo que podría alimentarme de su sonrisa. Comienza a amanecer. Tengo
que hacerlo ya.
Necesito
cantar. Mucho. Porque yo escucho música, la escucho en cada respiración de
Hugo, Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Sí. Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Sí. Do, Re, Mi, Fa,
Sol, La, Sí. Pero él no la escucha, y yo necesito que la escuche. Hugo pone los
brazos en jarras y permanece quieto unos instantes mirando al mar. Es algo que
hace mucho. Yo le abrazo por detrás, le rodeo la cintura con los brazos y apoyo
la cabeza en su espalda. Joder, cómo le quiero. El sonido de las olas me dan la
melodía perfecta. Acerco la boca a su oído y comienzo a cantar nuestra canción.
Esa que habla de nuestro lugar especial, que es este en el que estamos ahora.
—«And
if you have a minute, why don't we go. Talk about it somewhere only we know? This
could be the end of everything. So why don't we go. Somewhere only we know? Somewhere
only we know».
Sin
aguantarme más las ganas, me arrodillo en la arena al mismo tiempo que saco la
caja de mi bolsillo. Hugo, sorprendido por mi movimiento, se gira y me ve. Abre
mucho los ojos. Mierda, jamás he temblado tanto en mi vida. Creo que no puedo
ni cantar. Por eso lo digo ya. No puedo más.
—Hugo
Cabana —pronuncio bien su nombre, alto y claro, porque amo su nombre tanto como
a él—. ¿Quieres cantar conmigo el resto de nuestras vidas?
Mierda.
Tenía un discurso de la hostia preparado para este momento. Iba a hablarle de melodías
y de tonos y semitonos y de mil mierdas más, después iba a decirle: «¿Quieres
casarte conmigo?». Quieres. Casarte. Conmigo. No era tan difícil, Dylan. NO ERA
TAN PUTO DIFICIL. Pero me ha salido lo otro. Mierda. Y hablando de mierdas. ¿Qué
mierda he dicho?
Estoy
a punto de levantarme para repetir la jugada, pero entonces siento el peso del cuerpo
del nene sobre el mío y sus besos en mi boca. Y una palabra que resuena en mi
cabeza. Sí. Sí. Sí. SÍ. SÍ. SÍ. ¿Sí? Espera, ¿sí? ¿Ha dicho que sí? Estoy
mareado. Joder, creo que estoy mareado.
Vuelvo
en mí y me doy cuenta de dónde estamos. En la playa. En la arena. Tirados en el
suelo. Hugo me está besando y diciéndome «sí» una y otra vez.
—¿Sí?
—repito, sintiendo todavía el mareo. Y me duele la mandíbula. Creo que es
porque jamás había sonreído tanto. Estoy sonriendo como nunca y no me había dado
ni cuenta.
—Sí
—me dice él, con la sonrisa más bonita de mundo.
—La
pregunta era si querías casarte conmigo. —Joder, tengo que aclararlo. Por si
acaso.
El
nene rompe a reír a carcajadas y me enseña el dedo. Lleva el anillo puesto. El anillo
que yo le he comprado. Dios, pero ¿cuándo ha pasado todo esto? Estoy flipando.
—Lo
he pillado. Y, sí, quiero casarme contigo. Me casaría ahora mismo. Te quiero,
Dylan. Te quiero como nunca he querido. Y mi amor es tuyo para siempre.
Nos
besamos de nuevo y creo que… creo que no se puede ser más feliz de lo que yo lo
soy ahora. Si no fuera porque no quiero perderme más de lo que ya me he perdido
por los putos nervios, me desmayaría.
—Babe
—le digo, entre beso y beso—, hay que repetirlo. No me he enterado de casi
nada. Y estoy lleno de arena, joder.
Nos
reímos y estoy a punto de desnudarlo y hacerle el amor aquí mismo, con arena y
todo, pero entonces los perros comienzan a ladrar como locos. No es normal. Levantamos
las cabezas y los seguimos con la mirada. Van directos a unas palmeras, cerca
del paseo. Hay un montón de personas que intentan esconderse detrás de tres palmeras.
Sé al instante quienes son.
Los
Cabana.
—Puto
Adrián, ya se ha ido de la lengua —mascullo.
—¿Son
mis hermanos? No me lo puedo creer.
Yo
comienzo a reírme a carcajadas. Todo es perfecto. Nada puede ser más perfecto. ¿La
culpa?
LA
CULPA ES DEL AMOR.
Esta escena era necesaria en mi vida. Gracias ��
ResponderEliminarPor Dior, qué maravilla más maravillosa! Los adoro, cada día más. Gracias por estos chutes de los nenes!
ResponderEliminarBesinos, bonita! ;-***
Me ha encantado cada vez que leo algo de Dylan me enamoro más de él!!!!! Son mi pareja favorita , gracias por esta escena tan bonita
ResponderEliminarOhhh,que bonito ! Dylan y Hugo son especiales ya esta escena es tan bonita Gracias por darnos estos momentos!
ResponderEliminarPrecioso, ahora si, faltaba esta escena.Nos hacia falta esta parte de ellos. Gracias. Hugo y Dylan son tan...son maravilla pura.
ResponderEliminarOxxo preciosa escena! Gracias por compartirla con nosotros 🥰🥰🥰
ResponderEliminarHermoso!!! No sabia que necesitaba está escena hasta ahora 💙 me emocionado y he sentido sus nervios y su amor Gracias!!!!!
ResponderEliminarAaaaaiiiiiisssssss ❤️😭❤️😭❤️😭❤️😭❤️LOS AMO!!!
ResponderEliminarAy Dios, es que muero de amor, una vez más con las emociones a tope
ResponderEliminarQue bonito y que bonitos son ellos
ResponderEliminarHay dios como me hacen suspirar y emocionarme !!
ResponderEliminarGracias !!
Gracias adoro esta pareja muero de amor
ResponderEliminarMe ha encantado!!! Dylan es único!! Que pareja más chula!! Amo a los Cabana 😍
ResponderEliminarQ lindos!! La proposición no podía ser de otra manera.....
ResponderEliminarWow me ha encantado.... Y faltaba esta parte en el libro.. muchísimas gracias por escribir tan bonito
ResponderEliminarQue maravilla, era completamente necesaria su versión. Son adorables ❤️❤️ Muero de amor por ellos😍😍. Muchas gracias Susanna
ResponderEliminarEste momentazo mediterráneo es perfecto... Joder hasta sé me han caido algunas lágrimas al verlo en mi cabeza!!! Eres increíble susanna😍😍😘😘
ResponderEliminarQue Bonita escena Susanna. Has hecho que Dylan se me haya metido under my skin, como Hugo, los Cabana y satélites aledaños. Gracias por regalarnos "ese momento" narrado y sentido por El, por Dylan de nuestros corazones. Me encanta. Un abrazo Susanna.
ResponderEliminarQue bonita!!!Me tienen loca para mi son mi top one!!! lo más!!la gran areja de los Cabana😍😍😍
ResponderEliminarEsto ha sido lo mejor que me ha pasado durante la cuarentena, YA NECESITABA MÁS DE LA HISTORIA DE ESTOS DOS!!
ResponderEliminarNo sé cuántas veces me habré leído este relato, pero no me canso de releerlo, es puro amor y ellos son tan bonitos. Se puede querer a personas ficticias? Por que yo muero de amor. MUCHAS GRACIAS SUSANNA
ResponderEliminarSon mis favoritos. Esta escena es total 😍😍😍
ResponderEliminarDoes anyone know where are the pictures from?
ResponderEliminar😍😍😍😍😍
ResponderEliminarNo les puedo querer más, me he emocionado como si les conociera de verdad 🥰🥰 Cuanto más conozco a Dylan, más me gusta 😍🤩
ResponderEliminarMuero de amor, son los mejores, amo a Dy y al nene
ResponderEliminarLos amo!!! sobre todo a Dylan....
ResponderEliminarEl mejor libro con diferencia de la saga, de lo mejor q he leído; iguala a Beckett y Sean Penn. Modestamente creo q nos harías muy felices a todos si te “ especializaras “ en relato homoerótico. Gracias por una historia fantástica, con unos protagonistas inigualables !!
ResponderEliminarMaravilloso. :-)))))
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