Michael y Penny ya están aquí.

¡Feliz Navidad, lectores!

Puede que alguno de vosotros a estas alturas ya sea millonario porque le ha tocado la lotería (por cierto, ¡felicidades!), jiji, pero, para el resto de los mortales (me incluyo), aquí va mi granito de arena para empezar las navidades con buen pie.

Escribo esta entrada aún sin creerme que vaya a hablaros de mi nueva novela, porque sí, ¡¡tengo una nueva novela y estoy superemocionada!! Ha pasado todo tan rápido que me está costando digerirlo. Y cuando digo «rápido» me refiero a nueve meses intensos de mucho trabajo, pero teniendo en cuenta que con Sara Summers estuve años… pues es poco tiempo.

Me hace mucha ilusión hablaros de mis dos personitas especiales en esta historia, de Michael y Penny, que nacieron instantes después de que pusiera la palabra fin a Simplemente Sara.

No os voy a hablar de la historia en sí porque revelaría demasiado, y es algo que tendréis que ir descubriendo poco a poco. De momento os presento a los personajes que, como ya he dicho, se llaman Michael y Penny. Sin apellidos. Ya sabréis por qué.

Ella es profesora de Historia, vamos, una empollona de manual. Se ha pasado toda la vida estudiando y, a la edad de treinta años, ha alcanzado todas sus metas en ese sentido. También es sincera, abierta y muy espontánea.

Michael es bastante errático, y no se deja conocer demasiado. Es un chico de ciencias que no tiene pelos en la lengua y que está a punto de ver cómo su mundo (la oscura realidad que lo rodea) se pone patas arriba sin poder evitarlo. Porque cuando el AMOR viene... Ay, Mike, estás perdido.

Y sin más dilación, comparto con vosotros el título de esta nueva historia: EN CADA CANCIÓN. Un título que surgió en los primeros capítulos en algún lugar de Riviera Maya… y del que me enamoré, como espero que hagáis vosotros.

En los próximos días os iré enseñando cositas… sinopsis, portada, fecha de publicación, que os adelanto que va a ser muy muy pronto (en este invierno 2018), y fotitos que me han inspirado mucho. ¡Ay, qué nervios!

No me enrollo más. ¡Un brindis por unas felices fiestas y otro por todo lo que vamos a leer estas navidades!

¡Chin, chin!

Susanna.