Hacía tiempo que no me pasaba por aquí... El inicio
de curso me ha quitado mucho tiempo y, además, estoy inmersa en algo nuevo. Un
nuevo proyecto. Una nueva historia.
Así que hoy se trata de confesiones. Y voy a
confesar.
Mi primera tetralogía, Sara Summers, inundó mi
cabeza sin previo aviso y sin que pudiera hacer nada para evitarlo. Jamás me
había planteado escribir un libro, creo que lo he dicho en alguna ocasión, pero
no podía sacar de mi mente a Sara y compañía, así que… el resto ya lo sabéis.
Mi intención no era otra que sacar todo eso que llevaba
dentro y pensé que, una vez hecho, ahí acababa mi andadura por el mundo de la
escritura.
Llevaba tanto tiempo obsesionada con Sara, Oliver y
Adam que creía que jamás abandonarían mis pensamientos… hasta que escribí la
palabra fin. Y desaparecieron.
Y, entonces, pasó algo muy curioso. Y es que el
cuerpo me pedía marcha. Me pedía portátil, me pedía folio en blanco y me pedía
escribir. Y lo que pensé que nunca pasaría pasó: una nueva historia me vino a
la cabeza. Y empecé a escribir. Cuatro días después de poner fin a Sara.
Cuatro. De hecho, aún no habíamos terminado la corrección de Simplemente Sara
cuando yo ya estaba metida de lleno en esta nueva historia.
Y esa es mi confesión de hoy: estoy escribiendo una novela nueva.
Y estoy muy contenta. Conecté casi desde el primer
momento con los personajes. Me parecía tan increíble que comencé a escribir y a
escribir… Estaba tan conectada con ellos dos (M y P) que en un momento dado
(segunda confesión) que tuve que añadir dos escenas más en Simplemente Sara, me
costó muchísimo hacerlo. Porque ya no estaba en ese punto.
Nada más. Solo que… espero que pronto pueda empezar
a daros noticias sobre esta nueva historia de la que, de momento, os adelanto
un par de imágenes… Sus dos principales localizaciones... ¿Adivináis de cuáles se tratan?
¡Hasta la próxima y felices lecturas!
Susanna.
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